En mi trabajo fotográfico, me han interesado desde hace mucho tiempo los mitos del bosque, en particular las leyendas y los cuentos de hadas que recuerdo de mi infancia en la Selva Negra. Ya entonces, el bosque me generaba la sensación de una amenaza inquietante, pero al mismo tiempo me producía una fascinación difícil de explicar.
El bosque tiene muchos rostros. Nuestra forma de percibirlo guarda relación con nuestro estado emocional.


La obra Bosque silencioso muestra el bosque de mi tierra natal en invierno.
Apenas puede distinguirse, escondido entre la niebla, y solo se deja intuir con dificultad.